Las festividades, que son presididas por la reina del carnaval y el Rey Momo nombrados el año anterior, empiezan extraoficialmente con los pitos que anuncian la llegada del nuevo año.
Los eventos de los precarnavales propiamente dichos comienzan con la Lectura del Bando, siguen con la Toma de la Ciudad, la Coronación de la Reina, el Carnaval de los Niños, el Desfile Gay y la celebración más importante de los Precarnavales, la Guacherna, desfile nocturno que se realiza un viernes antes del Sábado de Carnaval, instaurado en 1.974 gracias a la iniciativa de la compositora Esthercita Forero.
Lectura del Bando
Ordeno y mando en mi bando farandulero:
Declárese a “La Arenosa”, hoy 20 de enero, territorio libre y zona despejada de toda antipatía y estrés como lo exige el estado de emergencia carnavalera, hoy, mañana y después.
A partir de esta fecha jacarandosa, ordeno toque de queda folclórico que regirá durante todos los días del corre-que-te-alcanzo para que los alzados en copas se tomen la ciudad de las puertas de las cantinas abiertas hasta el martes de la Conquista, al son de cumbias, porros, puyas, mapalés, gaitas y merecumbés.
Doy permiso estrafalario para portar armas de percusión y licencia para transitar chéveremente por todas las áreas de candela guapachosa de la farándula, la guachafita y el zafarrancho.
A aquellos mamertos, maleburcios caídos del papayo y rajatablas que se las tiren de aguafiestas, mequetrefes y coralibes, se les declarará corronchos de tiempo completo y, como insurrectos, se les extraditará de mis feudos como lo disponen los Monos cucos guayaberos, Marimondas y Garabatos:
Estado mayor vacilador, fisgones sempiternos de mi gobierno, procuradores de facto farolero de mi estado cantinero.
A mí no me vienen con vainas, porque, repito, los extradito de los estados presumidos que sabemos.
Autorícense los Asaltos cumbiamberos a los Bancos de la alegría, a las Corporaciones de viejos chéveres, a las Cajas de descompensación desviroladas, a las Cisternas de Palacio para que agoten el néctar que estimula la orgía de estos días de tolerancia, terapia intensiva y convivencia pacífica.
Que los Congos, Toritos y Garabatos que honran mi escuadrón popular, decimeros, comparsas de letanías, mamarrachos, chismosos y demás voluntarios de prestigio etílico, alcohólicos epónimos, gargantas, manos y pies se pongan a la obra de inmediato, moviendo el esqueleto y la carne al son de tambores, tamboretes y tamboritos..
Ordeno que cantemos a la vida y a la fiesta, con todo el perrenque que el pueblo barranquillero ha demostrado siempre, con la chispa acalorada de su buen humor relajante y la contagiosa y refrescante alegría que justifica este pereque folclórico y pacífico de raca mandaca.
Quiero un millón de muertos de la erre en la Batalla de Flores y en todas las zonas de distensión currambera.
Decreto conspiración sin cuartel a la jartera y a la pingarria.
El que salga sin disfraz será sentenciado a la vara santa y pasado al papayo del ridículo y a la mofa popular. A poné sebo, y marica el que no se deje vacilá.
Espero otro número de voluntarios sollaos en la Gran parada.
Que nadie se quede en su casa echándose fresco como si no estuviera pasando nada la noche de la Guacherna en que se hace la toma simbólica de la ciudad a punta de tamboritos, flautas de millo, gaitas y demás municiones y matracas de armas tomar, frente al resplandor de la luna de Barranquilla, cómplice, como si fuera poco, de nuestro arrebato.
Que el Festival de orquestas sea un cipote tiroteo paramusical autóctono donde se disparen las trompetas, repercutan los bongoes y se coronen de laureles con el Congo de oro los que logren con sus baterías a todo timbal superar su propio aguaje y puntería.
Que el martes de la Conquista, la tarde del bollován final, tengamos un gran parte de victoria, con un profundo llanto colectivo de despedida, en el entierro, al viejo man Joselito.
Ordeno que no sea pura carreta sino morisqueta pintoresca del pueblo barranquillero gozón, alzado en copas, que sabe burlar sus penas con pompa y resucitar su optimismo con más bombo, calibre y maracas.
Y, al día siguiente, a trabajar, hermanos de la concordia, vecinos de la convivencia, como si nada, porque Barranquilla sabe mamar gallo y sobre el yunque vacilar, y lograr todo lo que se propone con amor, buena fe y voluntad de paz.
Que pá eso también somos la mecha, la sarda y el putas.
Quiero que le pongan todo el corazón al Carnaval para que la Junta quede de infarto y todo el mundo lo pase de ataque.
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